Areté Hesyquia

Nombre: Ignacio A
Ubicación: Argentina

jueves, agosto 24, 2006

Nada nuevo bajo el sol - Eclesiastés

Lo que fué, eso será;
lo que se hizo, eso se hará.
Nada nuevo hay bajo el sol
Si de algo se dice: "Mira, eso si que es nuevo", aún eso ya sucedía en los siglos que nos precedieron. No hay recuerdo de los antiguos, como tampoco de los venideros quedará memoria entre los que después vendrán.
(1, 9-11)

He observado cuanto sucede bajo el sol y he visto como todo es vanidad y atrapar vientos

(1, 14)

He reflexionado para conocer [...] y he comprendido que aún esto mismo es atrapar vientos
(1, 17)

Que no se precipiten tus labios ni se apresure tu corazón al pronunciar una palabra ante Dios. Dios está en el cielo, pero tú en la tierra: sean por tanto pocas tus palabras.

Las muchas preocupaciones
afloran en los sueños,
y en las muchas palabras
la voz del necio
(5,1-2)

miércoles, agosto 09, 2006

Vida Perdida

"porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? " (Mt 16, 25, 26)

miércoles, agosto 02, 2006

San Francisco: La Perfecta Alegria

La verdadera alegría
El mismo (fr. Leonardo) relató también que un dìa el B. Francisco llamó a fray Leòn y le dijo: "Escribe, fray Leòn". Y él respondió: "Estoy listo". "Escribe -le dijo- cuál es la verdadera alegría".Viene un mensajero y dice que todos los maestros de París entraron en la Orden. Escribe: no es verdadera alegría.
Y lo mismo de todos los prelados del otro lado de los Alpes, arzobispos y obispos; y lo mismo del rey de Francia y del rey de Inglaterra. Escribe: no es verdadera alegría. Y que todos mis hermanos fueron a los infieles y los convirtieron a todos a la fe; y que tengo tanta gracia de Dios que curo a los enfermos y hago muchos milagros. Te digo que en todas estas cosas no está la verdadera alegría.
¿Cuál es, entonces, la verdadera alegría? Regreso de Perusa y llego aquí muy de noche y es invierno, con barro y mucho frío, hasta el punto que el agua congelada en el borde de la túnica me golpea las piernas y sangran las heridas. Y lleno de barro, con el frío y el hielo, llego a la puerta y, después de mucho aporrear y llamar, viene el fraile y pregunta: ¿Quién es? Yo respondo: Fray Francisco. Y él dice: "Vete, estas no son horas. No entrarás". Y al insistir de nuevo responde: "Vete, eres un simple y un ignorante; de ningún modo vendrás con nosotros; somos tantos y tales que no te necesitamos". Y yo sigo aún en la puerta y digo: "Por el amor de Dios, hospedadme esta noche". Y èl responde: "No lo haré. Ve al lugar (hospital) de los Crucíferos y pide allí".
Yo te digo que si tengo paciencia en esto y no me molesto, esa es la verdadera alegría y la verdadera virtud y salvación del alma.