Padres
Teófilo, de santa memoria, obispo de Alejandría, vino en cierta ocasión a Scitia. Los hermanos, que estaban reunidos, dijeron al abad Pambo: «Di unas palabras al obispo para que quede edificado de este lugar». Y el anciano respondió: «Si no queda edificado por mi silencio, tampoco lo hará por mis palabras».
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